FUENTE: EL ECONOMISTA.ES
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, volvió a destapar este miércoles la caja de los truenos y de las incertidumbres, algo que siempre es pésimo para la economía. Como ya había hecho en la conferencia de banqueros centrales de Jackson Hole, celebrada a finales del verano, echó un jarro de agua fría sobre la denominada normalización de la política monetaria. Después de acordar cuatro alzas seguidas en los tipos de interés de 0,75 puntos básicos en el último medio año, Powell confirmó que a partir de ahora subirán de manera más pausada. Pero a renglón seguido matizó que llegarán más lejos, es decir, que superarán el 5% previsto hasta ahora por los mercados.
La inflación americana alcanzó el 8,2% en septiembre, una décima menos del mes precedente, pero mayor que lo previsto, mientras que el desempleo está en el 3,7% y la economía salió de la recesión técnica en que estaba en el tercer trimestre, con un incremento interanual del 2,6% gracias a la robustez del consumo.
Con estos datos, pleno empleo y crecimiento al alza, es normal que Powell siga preocupado por la inflación. El repunte de la actividad presionará a los precios y alejará el alcance del objetivo de inflación del 2% a medio plazo.
Te recomendamos
Fiizy facilita comprar ahora y pagar después en los ecommerce para aumentar el ticket medio un 35%
Así es la moneda de 1 peseta que puede hacerte ganar hasta 6.500 euros
Falta austeridad frente a la inflación
En la Eurozona, el panorama es muy distinto al de Estados Unidos. La mayoría de los países está al borde de la recesión o con crecimiento plano, mientras que la inflación está disparada y la llegada del invierno augura que los costes energéticos pueden experimentar mayores incrementos por culpa del frío y de las bajas temperaturas.
Muchos analistas e instituciones pronostican que los grandes países europeos entrarán en recesión técnica (dos trimestres seguidos de crecimiento negativo) entre finales de este ejercicio y comienzos del nuevo. Además, la producción industrial está en toda Europa por debajo de la frontera de los 50 puntos, que marca la diferencia entre un periodo recesivo ó expansivo.
Aunque es difícil hacer previsiones más allá de abril, ante esta situación tan delicada el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, recomendaba, en la recepción del premio Echegaray por parte de elEconomista, que había que se cautelosos con la política monetaria.
¿Eso significa que los tipos van a subir menos y más despacio que en Estados Unidos? La respuesta es si. Pero la inflación en Europa se disparó en septiembre dos puntos y medio por encima de la americana, al 10,7%. Además, la tasa subyacente, que excluye petróleo y alimentos frescos, alcanzó el 5%, lo que muestra que se extiende ya a todos los ámbitos de la economía. Una prueba de que será duradera, no se corregirá en unos meses, como creían los bancos centrales al principio,
Existen factores geopolíticos tendentes a apuntalar los precios a largo plazo. El fin de la globalización encarecerá los procesos productivos, a causa de factores como la mano de obra, que será local o de regiones más ricas, mientras que el envejecimiento de la población restringirá su oferta, como ya está pasando en algunos oficios.
Ya hemos dicho que los precios seguirán subiendo este invierno por culpa de la energía. ¿Y descenderán en primavera y se resolverá el asunto? Eso tampoco está claro. Después de afectar a la mayoría de los bienes de consumo, desde alimentos básico a automóviles ó vivienda, la inflación comienza a trasladarse a los salarios.